Los obispos y diáconos vinieron a ser una orden sagrada, y, en contra de todas las enseñanzas de las Escrituras, se les comenzó a dar un lugar preeminente. Los acontecimientos que condujeron al establecimiento de un orden sagrado dentro de la iglesia son considerados aquí, para que el lector pueda ver los comienzos de lo que ahora se ha desarrollado como un vasto sistema jerárquico.
Jesucristo entregó a sus apóstoles el gobierno de su Iglesia. A su vez los Apóstoles dieron jefes a las diversas comunidades que establecían. Así, desde un principio, los miembros de la Iglesia se distinguieron en Clérigos y Laicos
Una vez quedó establecida la distinción entre el clero y los laicos, vemos una multiplicación de los oficios de la iglesia y la introducción de otros que nunca fueron contemplados en la Escritura.
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