domingo, 11 de abril de 2010

surgimiento del papado


Con el siglo sexto comienza el período de Tiatira de la historia de la iglesia; en otras palabras,
el papado de las Edades Oscuras. Nos lleva al tiempo de la Reforma, aunque, naturalmente, el
Romanismo mismo prosigue hasta la venida del Señor. Este estado está caracterizado por la
admisión y tolerancia pública en la iglesia de lo que es burdamente malo e idolátrico, como lo
sugiere el mensaje al ángel de la iglesia en Tiatira: «Toleras que esa mujer Jezabel, que se dice
profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
Y le he dado tiempo para que se arrepienta de su fornicación, pero no quiere arrepentirse de
su fornicación»

Ya se ha hecho referencia a la buena obra de Constantino, pero el triste efecto fue que la
iglesia se sintió más inclinada a poner su confianza en el emperador de Roma que en su
Cabeza viva en el cielo. Pero nunca podía haber una total amalgamación de las dos partes; o
bien el estado o bien la iglesia debían asumir la preeminencia, y por un tiempo la iglesia se
contentó con tomar el puesto subordinado. Con la muerte de Constantino comenzó la lucha
por la supremacía, y los obispos de Roma presentaron atrevidamente sus pretensiones al
gobierno universal de la iglesia como sucesores de San Pedro. Es significativo el hecho, que
además expone los errores de raíz del papado, de que aunque los nombres de los primeros
obispos de Roma puedan ser conocidos en la historia, el orden en el que se sucedieron unos
a otros no es conocido. Además, los obispos de Antioquía y de Alejandría eran reconocidos y estaban a la par con el obispo de Roma.

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